El alcohol es una “droga portera”, como dicen los mexicanos. Compartimos esta aseveración, por cuanto el alcohol está “al alcance de ellos (los jóvenes)”, “es socialmente aceptado”, “relativamente barato”, “actúa como un lubricante social” y “se puede consumir sin mayores recriminaciones por su irresponsable complacencia que raya en lo permisible”.Tales declaraciones las aportó el Prof. Hernán Matute Brouzés, Fundador-Coordinador General de las Cátedras Libres Antidrogas (CLIAD), del Instituto Pedagógico de Caracas (IPC), adscrito a la Universidad Pedagógica
Matute Brouzés, señaló adicionalmente, que “es necesario seguir regulando, restringiendo, con leyes, pero que es más importante y prioritario hacerlo a la par con la educación, información, orientación, comunicación, en donde los afectos, los sentimientos, el desarrollo de las “habilidades para la vida” y sobre todo, los valores sean la columna vertebral de la prevención. La familia y los entes educativos tienen trabajo por delante. Debe existir una “sinergia entre padres-representantes-responsables y la escuela, el liceo y la universidad”. Parafraseando a un equipo de expertos mexicanos de la ciudad de Yucatán, estos señalan “que hay legislar, vigilar y prevenir primero las drogas legales, porque son las porteras”, y además por cuanto, la industria del alcohol dirige su mercadotecnia hacia los jóvenes”,
En conclusión, los jóvenes tienen que hacerle frente a la vida de manera diferente para no torcer el rumbo, seleccionando el camino adecuado. La brújula apunta hacia la familia y la escuela: las herramientas para enfrentar la vida son los valores y la familia sigue siendo el mejor escudo contra todos los peligros, en especial, el del consumo de alcohol por parte de los jóvenes venezolanos, el cual está, muy por encima de los estándares internacionales establecidos por la Organización Mundialla Salud.
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